Al final del mundo - María Isabel Rueda
Al final del mundo
Especulaciones sobre posibilidades de vida entre las ruinas de un mundo que pareciera muerto
Al final del mundo: Especulaciones sobre posibilidades de vida entre las ruinas de un mundo que pareciera muerto será un spoken word que involucrará la palabra, la imagen, el movimiento, la voz, la música, los procesos sonoros, el simulacro y la realidad, el documento y la ficción, los procesos de creación y los actos en vivo, así como las operaciones de montaje de documentos, archivos y ficciones.
Como estructura base para la construcción de la pieza, la artista usará los finales de libros de ciencia ficción de varias escritoras. La idea es alterar el orden del espacio-tiempo empezando por el final para abrir la posibilidad de construir la trama a partir de un hecho futuro, con el objeto de que el espectador se adentre en la no linealidad del tiempo.
El Caribe colombiano ha sido pionero en la literatura de ciencia ficción, y en el proyecto de María Rueda han ejercido influencia directa relatos de diversos autores, como José Félix Fuenmayor (Una triste aventura de 14 sabios, 1928), José Antonio Osorio (Barranquilla 2132, 1932), Manuel Francisco Sliger (Viajes interplanetarios en zepelines, 1936), Germán Espinosa (La noche de la Trapa, 1964) y Antonio Mora Vélez (Glitza, 1979). Sin embargo, es curiosa la ausencia de voces femeninas en la construcción caribeña de posibles futuros.
Esta pieza es un proyecto de inclusión de esas voces, que se escuchan vibrando en diferentes latitudes y épocas: Rita Indiana, Mary Shelley, Octavia Butler, Margaret Atwood, Kameron Hurley, Gertrude Barrows Bennett, Virginia Woolf y Ursula Le Guin, por citar a algunas.
La pieza se realizará a partir de diálogos con el más allá que se desarrollarán a través de una mesa parlante guiada por una médium.[1] Ella invocará espíritus de seres del pasado y del futuro. Los diferentes personajes invitados a la mesa entablarán diálogos y preguntas con diversos personajes.
Los textos, diálogos y banda sonora del proyecto serán producidos en colaboración con los artistas Carlos Bonil y Tupac Cruz.
La pieza propondrá un viaje a través de espejos que producirán imágenes en movimiento sin ningún esfuerzo, reflejos fragmentarios por naturaleza que le añadirán más fragmentos a un mundo ya roto, produciendo un montaje ilimitado.
El viajero zarpó con su espejo de oro. Afuera le sorprendió descubrir que el universo entero era un perfecto holograma. Mientras en la tierra sobrevolaba una gran legión de inmortales mujeres vampiro, inmunes al sol y amantes de la oscuridad, luminosas e invisibles, viajeras de los espejos, que aprendieron a atravesar el espacio-tiempo proyectando las sombras de nuevos mundos nunca antes vistos, orientándose con su propio eco, resonando.
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[1] Este fenómeno espiritista se originó en Francia a mediados del siglo XIX. Desde siempre, el ser humano ha intentado comunicarse de alguna manera con las personas fallecidas, sea para cerciorarse de que existe un más allá, consultar sucesos del futuro o simplemente resolver asuntos que en vida han quedado pendientes.
En algunas ocasiones los movimientos de la mesa eran tales que los reunidos no podían contenerla, y la mesa parlante iniciaba una especie de danza que señalaba el momento preciso de establecer con ella un código para poder conversar.
Al final del mundo - María Isabel Rueda
María Isabel Rueda
Nacida en Cartagena en 1972, vive y trabaja en Puerto Colombia. Cursó estudios de Publicidad en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano y de Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Colombia, en la que también obtuvo una maestría en Artes Plásticas y Visuales.
Se ha desempeñado como editora en Tropical Goth Magazine y Rosa Lux Press, directora artística de La Usurpadora Proyectos Curatoriales y de la Fundación El Huevo y la Gallina. También ha trabajado como docente de Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y en la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá), así como en La Salle College, en Barranquilla, y como curadora externa del Museo de Arte Moderno de Barranquilla.
Ha realizado veinticuatro exposiciones individuales, tanto en Colombia como en el extranjero, entre las que se destacan Vampiros en la sabana (Valenzuela & Klenner, Bogotá, 2003); The end (Galería Luis Adelantado, Miami, 2007); Ó o auê aí ó!!! (Galería Multifoco, Rio de Janeiro, 2011); La Llorona: El río debajo del río (Mal de Archivo, Rosario, Argentina, 2014); Obra negra (Museo de Arte Moderno de Barranquilla, 2014); Diario oscuro (Museo de Arte Moderno de Medellín, 2015), y Paraíso perdido (L’Espace Edouard Pignon, Lille, Francia, 2019).
Ha recibido las siguientes distinciones: primer premio en Ojo con la Ciudad: Imaginación en el Umbral (Alcaldía Mayor de Bogotá, 1999); primer premio en Chic Chinois, Arte & Moda (Beijing-París, 1999); primer premio en Concurso Phillips de Arte para Jóvenes Talentos (Bogotá, 2001); mención en el XII Salón de Artistas Jóvenes (2004); mención en el Salón del Fuego (Fundación Gilberto Alzate Avendaño, Bogotá, 2008); Premio Larga Trayectoria Portafolio de Estímulos de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla (2020).
Asimismo, ha ganado la Beca de Creación del Ministerio de Cultura (2009), la Beca Maestría Universidad Nacional de Colombia, como premio de excelencia académica (2004), y la Beca Residencias Fonca Colombia-México del Ministerio de Cultura (2005).
Carta natal María Isabel Rueda. Cortesía de la artista.