La Decanatura es el nombre del colectivo que une a dos artistas que compiten por el X Premio Luis Caballero. Sus integrantes hablaron del proyecto que desarrollarán para competir por este galardón de tipo bienal, que entregará la Alcaldía de Bogotá en 2019.
Daniel Grajales T.
Quisieron ser gestores culturales y se arrepintieron. Quisieron ser realizadores audiovisuales y lo objetual les puso en duda esa idea. Quisieron formar un colectivo con ideas de muchas más personas, pero se dieron cuenta de la falta de compromiso, rigor y calidad de algunos creadores. Elkin Calderón y Diego Piñeros integran el colectivo La Decanatura, nominado al X Premio Luis Caballero, galardón bienal que entregará en 2019 el Instituto Distrital de las Artes-Idartes, a nombre de la Alcaldía de Bogotá.
Cuenta Piñeros:
El colectivo comenzó hace bastantes años; con Elkin nos conocemos desde la universidad, él fue monitor mío de una clase de Cine. Nos volvimos a encontrar en 2013, con la realización del libro Colombia, el riesgo es que te quieras quedar. Después hicimos proyectos con muchos artistas e invitamos a que se hicieran talleres, pues queríamos ser un colectivo grande. Sin embargo, nos dimos cuenta de que somos artistas y no gestores, además hay dinámicas que nos molestan, como la mediocridad, por lo que decidimos ser solo los dos produciendo obra.
Después del encuentro, en 2014 tomó forma el colectivo que produce obra. Inició en el XV Salón Regional de Artistas Región Centro, titulado “Museo efímero del olvido”, al que enviaron una idea que Calderón tenía de tiempo atrás: el centro espacial satelital, que describieron entonces como un homenaje, un “arrullo” y una despedida a estas estructuras monumentales y escultóricas.
“Somos muy complementarios, parecidos pero distintos. Él tiene una formación cinematográfica, yo tengo un interés por la historia de Colombia y el documental”, enfatiza Piñeros.
Para el curador Santiago Rueda, quién junto a Carolina Ponce de León y Juan David Laserna integró el jurado que los nominó al premio, “la unión de dos talentos no es muy común que se dé y que dure. Sus trabajos han sido muy oportunos y puede verse que cada uno es la media naranja del otro”.
Más allá del video
Para ganarse el X Premio Luis Caballero, La Decanatura desarrolla el proyecto titulado De la mula al avión, que, de acuerdo con lo que plantea el certamen, es “una exposición instalativa que se busca realizar en el espacio Monumento a los Héroes, partiendo de un boceto que Le Corbusier hizo durante una visita a Colombia” y que se refiere a la evolución del transporte en Colombia “señalando y haciendo énfasis en el salto abrupto y la falta de transición en los métodos y formas de transporte en nuestro país”. Se evidenciaba, dicen, “la falta de planeación y el choque brusco entre un país agrario y lo que supuestamente debía ser o ‘llegar a convertirse’, queriendo pasar rápidamente ‘de la mula al avión’”.
Esto lo harán, básicamente, con videoinstalaciones, las cuales acompañarán de “una pieza protagónica, escultórica, bien grande y varios videos cortos. Se lee todo como unidad, pero cada uno podría leerse individualmente. Son obras hechas en diferentes momentos y en diferentes partes del mundo”, detalla el colectivo.
Irán más allá del video. Dicen tener “una mirada muy similar” respecto a lo que quieren, porque los dos buscan lo magistral, lo no convencional: “a veces nos enfrentamos a obras y comentamos que hay un tipo de arte contemporáneo un poco aburrido, que cuando estás frente a él sientes que es un poco estéril, algo críptico, que no entiendes. Sin embargo, tampoco nos interesa solo crear un tipo de imágenes panfletarias, que muestren las cosas directamente, sino imágenes que tengan cierto tipo de magia”.
Este proyecto lo han desarrollado desde hace un año y medio. Les interesa el tema del viaje, es “una metáfora para permitirnos conocer a una Colombia que es desconocida”.
Cuando están detrás de la cámara, lo que les interesa es que esas imágenes “tengan cierto tipo de expresividad, que no sea solo inmediatez, que no se vuelvan imágenes desechables”. Por ello, ninguno cede y ellos se encuentran desde lo que tienen en común. “Todo se da más espontáneamente, si esto no fluyera no se podría trabajar en equipo. La búsqueda de la extrañeza de la imagen es lo que más nos interesa”, precisan.
Piñeros apunta que, en lo metodológico, su trabajo “toma mucho tiempo, porque siempre hay bastante investigación, no hay una función definida. Ambos estamos investigando, vemos referentes y los traemos, ambos hacemos edición, buscando siempre la misma estética, a veces no se puede diferenciar quién grabó”.
Cristina Lleras anota que el trabajo de La Decanatura es “una exploración entre la ciencia ficción, la realización audiovisual y la fotografía, con preguntas sobre el pasado, con un trabajo y un desarrollo rico, que está buscando siempre distintas respuestas. Destaco que no son siempre lo mismo”.
Sin duda hay un interés marcado por las tecnologías obsoletas, por la falsa idea de progreso, “porque en el tercer mundo creemos que construyendo más cosas se está evolucionando, cuando tenemos que hacer es una evolución espiritual, humana”, dice Piñeros, apuntando a que son pensamiento, idea y concepto. Los pensamientos de La Decanatura son una revisión histórica.
Arte para espacio específico
Para este colectivo, el Monumento a los Héroes es… Un edificio que diseñó un arquitecto fascista, pero por otro lado es importante porque no está terminado, se pensó de una forma y lo que uno ve como monumento es otra. Era diez veces más grande, con un museo por dentro, la idea de querer ser y de lo que tocó ser, que se ve mucho en Colombia. Nos gusta precisamente esa idea de modernidad, de progreso, de levantar el monumento más grande de la capital que termina siendo un remedo de una cosa mal hecha, no terminada y un híbrido raro.
Espacialmente, ellos encuentran este lugar apropiado para quienes trabajan con imagen en movimiento, porque es un cubo negro. Apunta Calderón:
A nosotros nos interesa porque tiene niveles, lo que permite una circulación del público y, en esa medida, soluciona la idea de hacer una instalación con una narrativa que incluya ese recorrido, el descubrimiento: no es como en una galería que llegas a la puerta y vez la totalidad de lo que hay, sino que hay que ir subiendo a cada nivel y como espectador sorprenderse con lo que hay ahí.
Sobre el jurado, sobre conquistar a expertos para conseguir este galardón, se muestran poco interesados. “Es más la discusión con la obra que con el jurado”, dice Piñeros, al tiempo que su compañero plantea: “No estamos tratando de conquistar al jurado, sino retándolo. Yo estoy enfrentando al jurado a una obra que está generándole cierto tipo de sensaciones, inquietudes, rompiendo un paradigma, mostrando desde otro ángulo, desde otra mirada, algo que uno piensa que conoce, generando una inquietud”.
Como lo tienen planteado, esta podrá ser “una obra importante, que ponga dentro de la escena local otro punto de vista, ya que, entre lo que hemos rastreado, no hemos visto algo así”.
Sus referentes y el simbolismo del premio
Para Calderón, los referentes son más del cine, aunque también están influenciados por el video experimental.
Nos interesan los trabajos híbridos en los que no se logra identificar si estamos del lado del videoarte o del documental, si es una puesta en escena, queremos dejar en entredicho qué es lo que está bien. Así la obra se abre, no se cierra y se pone en cuestión. No tenemos influencia directa de algún artista colombiano. Tomamos mucha distancia de la escena.
Su compañero, por el contrario, menciona un referente literario: Germán Castro Caycedo. “Nos hemos devorado su bibliografía, todo lo que tiene que ver con la Orinoquía y la Amazonía. En mi caso está presente la Escuela de La Sabana, el paisajismo, los viajeros, Humboldt, fotógrafos costumbristas, contemporáneos no tanto, siempre miramos la historia”.
De Luis Caballero, el artista, coinciden en destacar “una cosa intuitiva, muy fuerte, que nosotros también tenemos”. Hay momentos en que no saben a dónde apunta su obra, no tienen guion exacto ni una idea de cómo seguirá, en lo que dicen parecerse a Caballero. Por otro lado, es fundamental la fuerza del pintor de los torsos desnudos, “lo homoerótico, lo que se puede ver, lo que sí traspasa el papel”.
Aunque plantean que económicamente “no es que sea mucho dinero lo que el premio entrega”, concluyen que el Luis Caballero da la posibilidad de crear libremente, experimentar y no responder a intereses diferentes a los del creador mismo.