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Los sonidos de Carlos Bonil


Uno de los ocho nominados al X Premio Luis Caballero, que será entregado el próximo 2019 por la Alcaldía de Bogotá, es Carlos Bonil. Él habló de su trayectoria y adelantó detalles del proyecto que desarrollará para competir por este galardón de tipo bienal.

Daniel Grajales T.

Aunque el sonido que emite el elemento resulta incómodo, él lo matiza. Dice que así no se vea tan estéticamente cuidado y el ruido logre desesperar, lo audible se potencia gracias a su relación con la luz. Explica con calma y un tono de voz sereno: “Los sonidos agudos son producidos por los colores más luminosos, los graves son producidos por los tonos más oscuros”.

Carlos Bonil está en su taller “desarrollando una voz para este personaje (una especie de mono o primate), ya que en mi proyecto para el X Premio Luis Caballero quiero incluir cosas analógicas, electrónicas y automáticas”.

Este creador, nacido en Bogotá en 1979, egresado de la Universidad Nacional de Colombia en 2004 y que actualmente cursa tercer semestre de la Maestría en Artes de la misma institución, está probando con lo que describe como “un boqui-toqui modificado que reacciona a la luz”. Cuenta que su proyecto Suelo turboso irá en contravía de lo formal y le apuntará a la coherencia, porque quiere una puesta en común de lo que han sido sus años de exploración.

Así, para intervenir El Parqueadero, espacio del Museo Miguel Urrutia del Banco de la República que eligió para este proyecto, habrá “piezas muy dispares”, escultóricas y sonoras, ubicadas en una instalación pensada en varias secciones.

Estoy pensando que el espacio en el que desarrollaré el proyecto es una bodega, así como un lugar de control, un espacio institucional, lo cual está aplicado en la plasticidad de la obra. Habrá desde objetos de cartón y papel de regalo hasta piezas escultóricas en plástico, circuitos, electrónica básica y remaches; todos estos elementos me han permitido llegar a soluciones plásticas adecuadas para lo que estoy planeando. Mi idea fue encontrar los principales elementos con los que he trabajado hasta ahora y convertirlos en esta exposición. Son, básicamente, objetos creados con materiales que dan cuenta de mi trayectoria.

El proyecto se refiere a las ideas que “se han solapado unas sobre otras durante mucho tiempo” para generar, de una u otra forma, reflexiones sobre conceptos como verdad, política y prioridades en la vida.

Referentes

Bonil es artista sonoro y uno de los fundadores de los grupos AC y DC (noise-2002) y Mugre (low fi-2005). “Soy músico, siempre he sido músico, apasionado por el sonido. Siendo artista no lo abandoné, decidí no estudiar música porque no sé leer música, pero, de alguna manera, sigo trabajando con música”.

El curador Santiago Rueda lo define como “un entusiasta, quien tiene todas las características de un verdadero inventor. Su sentido del humor es excepcional y su capacidad de transformar objetos de consumo y dignificarlos es, hoy en día, ya memorable”.

Sobre sus referentes musicales, Bonil dice sentirse cercano a los “músicos industriales y electrónicos y a las corrientes alternativas al mainstream”.

La relación entre arte y sonidos ha sido muy importante en su vida, de hecho, pensó estudiar música, pero comenta: “Me fui por las artes porque finalmente podía hacer lo que quisiera dentro del campo. Podía irme al cine, la música, lo audiovisual o la escultura. Hoy puedo decir que hago todas las cosas al mismo tiempo”.

Bonil está influenciado también por el cine, tanto por películas como por directores y bandas sonoras, entre ellos el director canadiense David Paul Cronenberg. Por otro lado, es un apasionado por la ciencia ficción, por aquello que no tiene tanto de realidad y abre las puertas a lo imposible y no consciente.

Jorge Bejarano, curador de Proyectos Especiales del Museo de Arte Moderno de Medellín, apunta sobre Bonil:

Es un artista muy importante en el contexto de la producción de artes electrónicas en Colombia, ya que fue uno de los pioneros en trabajar con tecnologías bajas y objetos en desuso construyendo un universo conceptual sobre su obra en torno al ruido, lo cual dialoga muy bien con sus proyectos musicales, los que tiene con su hermano y otros artistas. Es muy coherente.

Otra de las influencias, no confesada directamente por Bonil, podría ser el arte povera, ya que no valora la calidad o apariencia del material, sino que busca en otras direcciones. Por ello ha dicho varias veces que todas sus cosas son de “bajo presupuesto”.

Sobre el Premio y el espacio

Desde el punto de vista de Bonil, el Premio Luis Caballero ha logrado consolidarse a alto nivel y pone en un ámbito superior los nombres de los representantes del arte nacional que selecciona para crear sus proyectos en espacios específicos.

El Luis Caballero es la posibilidad de generar una obra con un presupuesto específico. Tener el tiempo y el espacio permite hacer realidad una idea que se tiene. Es importante porque ubica, de manera más amplia, a un creador ante el público, la crítica y un jurado especializado. Esta gran oportunidad impulsa un proyecto plástico que se ha ido desarrollando durante varios años.

Acerca del espacio que eligió para su participación, El Parqueadero, habla de intuir y sentirlo y, ante todo, ser coherente a la hora de construir la obra: “Con este espacio tuve la intuición de escogerlo porque me parece que, de alguna manera, es neutro, aunque tiene una gran carga al estar ahí. No es una galería sobreproducida, ni es un cubo blanco y tiene una forma específica que me parece interesante”. El agujero al final, su forma alargada y que sea más pequeño que los demás fueron condiciones ideales, “posibilidades para habitar el espacio”. Lo escogió pensando en todas estas cosas y “en mis capacidades y en las dimensiones del espacio”, según sus propias palabras.

En el caso de la obra del artista bogotano Luis Caballero, cree que el dibujo fue esencial, así como el sentido que tiene dibujar en la práctica artística.  “Todo artista debería saber dibujar, entonces ver el trabajo de Caballero ha sido, más que una referencia, un interés, ya que, a través de sus dibujos, nos dejó ver cómo se puede lograr una obra sólida”.

No es pretencioso. Más que sentirse seguro de que va a ganar, espera “ser el primer sorprendido por el proyecto y que eso mismo le pase al jurado y al público”.

Concluye que por oportunidades como el Luis Caballero la escena plástica en Colombia está “mucho mejor que hace unos años”.

Si bien he visto altos y bajos, porque el arte es una montaña rusa en Colombia, que uno pueda acceder hoy a nominaciones como la del Luis Caballero implica que, de alguna manera, la idea del arte sí está transformándose. Hay más movilidades para artistas como yo, que tenemos una manera de acercarnos al arte de forma menos tradicional y formalista. Esto demuestra que hay posibilidades.


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